Donde el Nano: italiano con barandas

Mercado, Región Metropolitana, Sándwiches, Sin categoría

El pique a la Vega siempre culmina Donde el Nano: hoy probamos la vienesa italiana a la chilena ($1.200) es decir, con ají verde y salsa verde. Una combinación muy fresca, aromática y crujiente al mismo tiempo. Es el sabor de la primavera.

Nano Orellana, dueño de Sandwichería Donde el Nano. © El Picadista

Don Nano, un gran hombre detrás de una gran picada

Historias, Sándwiches

Don Nano posa orgulloso con uno de sus sánguches en un recorte de la revista Wikén. Más abajo, una oda a su sanguchería en un especial del suplemento Finde. En la barra, y al lado de la caja, un galardón tallado en vidrio: la segunda mejor picada de Chile en 2016, según la Radio Biobío. Y a pesar de esta constante exposición mediática, don Nano se sigue poniendo nervioso cada vez que una cámara de televisión se enciende y le piden que presente su local. O eso dice él, pero se le pasa rápido. “Hola amigos, bienvenidos a la sanguchería Donde el Nano…”.

Tío Pikachu en Bellavista, Santiago

Tío Pikachu, un faro radiante en el barrio Bellavista

Callejero, Región Metropolitana

Al «Tío Pikachu» lo conocimos hace unos seis años inicialmente como «El carrito de las seis mayonesas», frente a la Facultad de Derecho de la UChile.

En realidad eran nueve, pero siempre habían seis disponibles. Ignoro a qué se debía. A saber: clásica, choclo, aceituna, finas hierbas, ciboulette, ajo, merkén, queso y champiñones.

Además de sus mayonesas, alabábamos la calidad y profesionalismo que el maestro entregaba al momento de preparar italianos, dinámicos, churrascos y ases. La parrilla siempre encendida, las mayonesas siempre a tiempo y siempre con mascarillas y guantes. El tipo sabía y aguantaba toda la noche en la jungla del barrio Bellavista, donde de madrugada convergían flaites, zorrones, metaleros y cuicos.

Al pasar unos años, el carrito agarró vuelo y empezó a dar boleta. La sorpresa fue mayor cuando al leer la boleta nos dimos cuenta que se llamaba «Tío Pikachu». El carrito ahora había crecido, habían más empleados y la carta se amplió. ¡Hasta vegetarianos!

En el vaivén de los municipios que intentaron sacar los carritos de Pio Nono entre Santa María y Bellavista, el Tío Pikachu terminó frente a la USS. Ahora es un carro gigantesco y el Tío Pikachu ya no está en la parrilla. Sin embargo, ahí está el local: invierno y verano. De día y de noche. En parka o en chala, pero siempre con la radio encendida.

Anoche pasamos y un italiano comimos. Dimos unos pasos hacia atrás para tomar esta foto y contemplamos la fauna que llega al local: estudiantes, borrachos y turistas. Todos bajo el mismo alero, en un hecho poco común en una sociedad que se autoexcluye con facilidad. De noche, todos los gatos son negros. Y bien lo sabe el Tío Pikachu.